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Es Jiguaní un pueblo rico en tradiciones, estos hábitos o costumbres han pasado de generación en generación, ya que comunicarse es hacer conocer a otras personas nuestros conocimientos y la manera en que pensamos; de esta forma han llegado hasta nuestros días las leyendas, ritos religiosos, comidas, la artesanía, fiestas populares, bailes y cantares.

La Villa San Pablo de Jiguaní fue fundada el 25 de enero de 1701. Tiene una génesis netamente aborigen; el propio nombre con que se designa forma parte de los vocablos aborígenes reconocidos en la toponimia geográfica que ha llegado hasta nuestros días con la definición “Río de Oro”, es la que más logró afianzarse en la tradición oral Jiguanicera.

La feria de San Pablo, fue la denominación que recibió en aquella época la celebración de la fundación, se caracterizó por una de las tradiciones que más entusiasmara al alma local y que se celebraba de forma pintoresca, plena de típicos coloridos.

Ha contado con una cultura muy peculiar desde los primeros tiempos de la colonia por lo que ha mantenido sus costumbres y tradiciones en las fiestas populares: Fundación de la Villa San Pablo de Jiguaní, Altares de Cruz, Carnavales, así como Fin de Año, Verbenas y otros; fiestas de tipo tradicional como: las Jornadas de la Cultura que se desarrollan en los distintos consejos populares hasta el propio municipio cabecera; rescatados, admirados y desarrollándose hoy desde las Casas de Cultura.

Dentro de los elementos relacionados con la cultura popular tradicional, constituyen patrimonios intangibles: en la danza (el baile del chivo), como costumbres (Altares de Cruz), fiestas populares (Celebración de San Pablo), artesanía (arte popular, los tejidos de hilo, yarey y bordados), en la cocina (el bollo de maíz, matahambre, frituras, casabe, raspadura y empanadilla; todos con un sello distintivo Jiguanicero.

“El baile del chivo”, tradición danzaria que se transmite de generación en generación, baile tradicional de Jiguaní, jocoso, sensual y de carácter amoroso, que se celebraba como otros bailes campesinos en cumpleaños, bautizos y otras festividades. Este surge a finales del siglo XVII característico de la zona de Palmarito, baile alegre y en pareja que simula el apareamiento de la chiva y el chivo, brincan, berrean y corren; utilizan el taburete como instrumento acústico, también una botella y una cuchara además de la letra musical. Luego de terminar invitan a todo el que le rodea a continuar el baile.

Cuenta la historia que en un pueblecito cercano al municipio Jiguaní llamado Palmarito, en una de sus pequeñas lomas, tal vez la más alta vivía el chivo, del cual se murmuraba en ese poblado que estaba capao; cierto día este decidió bajar dejando asombrados a todos al demostrarles lo contrario de lo que de él se murmuraba.

Se celebra una fiesta de Altar de Cruz en la zona de Santa Cruz y las fiestas de San José en la zona de Palmarito, coincidiendo generalmente esta celebración con las fiestas de tradiciones campesinas Eduardo Saborit a nivel de municipio en coordinación con la ANAP. Fiesta de origen hispano con desprendimiento de religión católica, pagana, profana donde se construye un altar con caja de bacalao en el cual se monta una cruz, la misma tiene una madrina y un padrino, la madrina se encarga de confeccionar la tela que se ponía en el mismo, así como de adornarlo con flores y velas, el padrino se encarga de sufragar los gastos de dulces y bebidas (agualoja) se improvisaban cuartetas cantándole a la cruz y se termina en una fiesta. Se realizaban todos los 3 de mayo.

Como muestra de arte popular tenemos El órgano, instrumento musical que desde principios del siglo xx se bailaba en Jiguaní al compás de los órganos que se adquirieron en manzanillo por el comandante del ejército libertador Claudio Ramón, al cobrar su pensión de veteranos.

A partir del año 1979 continua en el municipio la tradición de bailar con órgano, se volvió tan popular que en una fiesta oriental no podía faltar este instrumento tanto que en los años 60 a los extranjeros y cubanos les encantaba bailar al compás del órgano.

El sonido musical se logra con una cartulina enrollada y agujereada, de unos 25 cm. de ancho y su longitud depende del tiempo que dure la pieza.

Los instrumentos que puede reproducir son: la flauta, obre, trompeta, trombón, clarinete, bajo, violín, contrabajo, y tres, con lo que puede reproducirse la sonoridad de una orquesta.

Alejo Carpentier dijo:

          ¨… la más somera lectura de esas piezas revelaba la presencia de un compositor, muy seguro de sí mismo para el cual la inspiración criolla estaba muy lejos de constituir un mero elemento pintoresco¨

Fundación de la muy fiel Villa de San Pablo de Jiguani:

El 25 de enero es la fecha de la conversión de este santo y día oficial de la fundación de La Villa, el día 23 a la cinco de la madrugada la diana mambisa anuncia los festejos que se escucharían todos los amaneceres hasta el 28, todos los lugares se engalanan y se escucha música por doquier. El 24 la banda municipal hace su recorrido de saludo, se realizan juegos populares por la mañana en el parque, el 25 salen en procesión con San Pablo por las calles del poblado.

bailes

Años atrás al unísono de este desfile se celebraban juegos populares en el parque, lidias de gallos, corridas de cintas en bicicletas y a caballos, cucañas horizontales en el río y otros pasatiempos propios de esta celebración aldeana.

Antiguamente, la llegada del día 25 era esperada por todos con ansias por la procesión que se realizaba, devenida luego en una gran fiesta popular. Solemne era el momento en que se sacaba al aire libre al santo patrono y se caminaba al unísono del paso del coro. La procesión era encabezada por el Cura de la Iglesia Católica del pueblo que llevaba sus típicos atributos, quien era asistido por monaguillos seguidos de la representación del Santo, puesto sobre una quintana de pie y elevado en hombros por cuatro hombres. Se organizaba el personal por bloques y detrás del patrono un grupo de 24 mujeres vestidas de blanco entonaban himnos acompañadas por una solista que primaba en los coros.

Por último venía el bloque más gigantesco, el del pueblo. Unido a ello iban muchachas, hombres y niños con bandejitas o platillos recogiendo donativos monetarios. En el caso del vestuario, las mujeres vestían de largo y de color blanco con cuello y mangas. En el caso de los hombres, lucían pantalón, camisa blanca de mangas largas con cuello y corbata, así como zapatos de dos tonos.

Durante la procesión un coro femenino rodeaba el santo. Los cantos se entonaban en idioma español y se llevaban adornos como velas, crucifijos, bolsos, bastones y sombrero. A esta actividad se sumaban los bailes de participación abierta que se realizaban en el centro del parque y en las calles. La danza exaltaba el trabajo, la habilidad, el sentido guerrero, el regocijo y el sentido religioso del pueblo. También tenían carácter colectivo, porque los asistentes formaban grupos sin parejas los cuales sincronizaban movimientos de piernas y pies.

Las tradiciones que guarda este territorio aborigen forman parte del recuerdo de las pasadas generaciones, pero son el sello de oro de sus historias, las cuales siempre se han contado con el mayor de los orgullos. De esta forma han llegado hasta nuestros días las leyendas, ritos religiosos, las comidas y artesanías así como su música y bailes.

 El Baile del Chivo:

Este surge a finales del siglo XVII característico de la zona de Palmario, es un baile jocoso, alegre y en pareja que simula el apareamiento de la chiva y el chivo, brincan, berrean y corren; utilizan el taburete como instrumento acústico, también una botella y una cuchara además de la letra musical.  Luego de terminar invitan a todo el que le rodea a continuar el baile.

Carnavales Jiguaniceros:

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Fiesta popular que se celebra cada año en el mes de abril. Como es tradicional durante esos días, la ciudad estará envuelta en la contagiosa música popular, donde sobresaldrán congas, comparsas y paseos.

La apetitosa comida criolla,  con platos típicos como como el “macho” asado, el casabe  con longaniza y la yuca con chicharrón, donde no faltará la fría y abundante cerveza,  serán delicias para quienes estén “rumbeando” durante esos días.

Desde semanas antes, cada tarde,  las  creativas congas y compasas   realizan sus ensayos, lo que garantizará  la gracia, belleza y esplendor a cada  colectivo.  Las diferentes plazas y áreas bailables,  serán animadas por la música de destacadas agrupaciones bailables, tanto locales, provinciales como las nacionales.

Como parte de esas celebraciones, el domingo 20 de abril, se desarrolla el Carnaval Infantil. Ese día comienzan a  funcionar carruseles y demás entretenimientos para los pequeños, y  también desfilan las comparsas y congas conformadas  por niños.

Sobresale en la organización y ensayo  del Carnaval Jiguanicero, el entusiasmo, dedicación y amor con que trabajan  los promotores e instructores de la casa Municipal de Cultura.

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